¿Por qué: Las Bloguerías del Sudeste?

En 1582, Juan de Garay envió una carta al rey de España, transmitiéndole su asombro por "la existencia de grandes manadas de lobos marinos" en las costas del sudeste de lo que hoy es la Provincia de Buenos Aires. Estos lugares fueron denominados entonces “Las Loberías”.
Jugando con este nombre es que emergió el de
“Las Bloguerías del Sudeste”, deseando que quien navegue estas aguas virtuales se asombre al advertir que en estas costas habitan grandes manadas de
"blogos".
Los pueblos necesitan democracia, las democracias necesitan pueblos, los pueblos están formados por ciudadanos, no por usuarios o consumidores. Desembarcá aquí todas las veces que desees, para ver qué hay, comentar, o incluso con un artículo sobre cualquier cuestión que te interese y quieras comunicar. Si te gusta la idea de publicar aquí un artículo tuyo, la dirección de contacto es:

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lunes, 8 de junio de 2009

Entrega Nro. 3 de Bestiario de la Sociedad de la Información de Beatriz Busaniche

Slogan Nro. 2: "Las personas que no accedan a nuevas tecnologías de información y comunicación, para el caso, computadoras e internet, están condenadas a ser analfabetos digitales" / "la alfabetización informática es aprender a usar computadoras".

Hay varios planos diferentes para plantear este problema. En primer lugar, dejar aclarado que la instalación de infraestructura informática no soluciona por si misma el problema del analfabetismo en un mundo donde hay 800 millones de personas que no han adquirido las competencias básicas de escritura, lectura y comunicación para ser consideradas como personas alfabetizadas.
Por otro lado se debe entender a qué se denomina “analfabetismo digital”, un concepto popularizado para describir a las personas que no saben “usar” una computadora.
La incorporación acrítica de nuevas TICs en el mundo educativo, incluso puede tener un severo impacto negativo, sobre todo en los casos en los que la incorporación se realiza basada en software propietario. En esos casos, la inclusión de software propietario fomenta una visión oscura de la informática, donde los niños no pueden ejercer su curiosidad y derecho de aprender cómo funciona la computadora, sin infringir los términos de uso y las licencias del software. El uso de software propietario en educación contradice los
postulados básicos de la educación fundada en la libertad y la cooperación.
La alfabetización informática real no es aprender a “usar” una computadora o un determinado programa, sino esencialmente, comprender el lenguaje cultural y comunicacional que subyase a la misma. El software es la técnica cultural de la nueva era, y por tanto, para ejercer el Derecho Humano al libre acceso a la cultura que promulga la Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 27 es necesaria una toma de conciencia sobre las implicancias sociales y culturales del lenguaje computacional.
Incluso, personas que acceden a Internet y al mundo de las computadoras, siguen siendo en muchos casos "analfabetas digitales" en tanto no han aprendido la nueva técnica cultural de la era digital. Una verdadera alfabetización informática no pasa por el uso de un procesador de texto y de una planilla de cálculo, sino por la comprensión, incluso lingüística, de la técnica cultural y comunicativa que representa el software en la actualidad. En un mundo donde el código es la ley y la arquitectura de información determina lo que podemos o no podemos hacer o decir, el conocimiento de ese código es fundamental para una ciudadanía democrática. ¿Quién escribe el código que cada día regula más aspectos de nuestra vida? Una educación que pierda esto de vista pone en riesgo nuestra potencialidad e hipoteca nuestra voluntad ciudadana en el presente y el futuro.
Veamos este tema con un poco más de detalle ya que es crucial. El proyecto de “sociedad global de la información” propone llevar alcance informático a todas las aldeas del planeta y fomentar las iniciativas de e-gobierno. Es decir, que se planea un mundo informatizado. Sin embargo, nadie habla sobre el control de esas computadoras.
Volvamos al concepto: “el código es la ley”, en este caso, el código informático, el texto escrito que
le da instrucciones a una computadora. En un mundo informatizado y automatizado al extremo, cada vez más, serán las máquinas las que “decidan” a partir de las instrucciones redactadas en código, qué es lo que las personas podemos o no podemos hacer o decir.
El código cada día más se nos impone como ley “no negociable” (nadie puede tratar de convencer a un cajero automático de que le entregue dinero si el cajero lo niega, el código, basado en determinadas variables entrega o no el dinero, y allí no hay emergencia, diálogo o negociación posible).
Saber quién escribe ese código y cómo está escrito es crucial en términos de independencia, libertad y derechos ciudadanos. Imaginemos un mundo en el cual el código sea el que nos permita entrar o salir a nuestro trabajo, votar nuestros representantes en el gobierno, pagar nuestros impuestos, estudiar, dar exámenes, recibir atención médica sanitaria, expresarnos, opinar... etc, etc, etc. Por si esto suena exagerado, valga recordar que los proyectos y documentos de “sociedad de la información” del G8 y de la Cumbre Mundial sobre Sociedad de la Información hacen especial hincapié en políticas de e-gobierno, e-aprendizaje, e-salud y demás proyectos “e”.
La información de los Estados, información que por ley el Estado recopila y almacena de sus ciudadanos, no puede estar bajo formatos y programas redactados con código que el propio Estado y la ciudadanía no sea capaz de fiscalizar, y mucho menos, con código redactado por alguna corporación de algún otro país. Entregar la potestad del control de la información y las bases de datos de un Estado es la peor pérdida de soberanía que un gobierno puede efectuar y que de hecho efectúa.
La proyección más peligrosa pero realista que se puede hacer frente a las negociaciones que se llevan a cabo en esta materia nos presentan un escenario futuro de control cada vez más estricto sobre nuestra acción ciudadana. Un mundo informatizado a extremos, con sistemas informáticos desplegados a lo largo de todo el planeta y una pequeña elite corporativa escribiendo las leyes que controlarán a las computadoras que controlarán a las personas que de ellas dependan para acceder a servicios básicos, educación, trabajo, o sencillamente relacionarse con sus gobiernos a través de lo que se está diseñando como estrategias de e-gobierno.
En tanto no se entienda esto como riesgo y se adopten las medidas preventivas apropiadas, vamos camino al mundo del Gran Hermano y lo que es peor, a pedido de muchas organizaciones de la sociedad civil que no contemplan estos temas y que se presentan preocupadas por la brecha y la exclusión digital.
Visto así y en el actual contexto, la única medida preventiva en este caso es que el software sea libre, que cada Nación soberana base la educación de su ciudadanía en una formación básica esencial para comprender y participar activamente en la redacción de sus códigos/leyes y que las Universidades (al menos las públicas) basen la educación de los profesionales de la informática exclusivamente en software libre.