
Un estudio reciente llevado a cabo con embriones de rana por el Laboratorio de Embriología Molecular de la Facultad de Medicina de la UBA, a cargo del biólogo investigador del Conicet Andrés Carrasco, concluyó que el glifosato, el herbicida más utilizado en la industria sojera, produce cáncer y malformaciones neuronales, cardíacas e intestinales. El estudio podría explicar una incidencia de cáncer superior a la media en distinta poblaciones del país, donde las fumigaciones con el mencionado producto - cuya marca más difundida es el Roundup de la multinacional Monsanto - son realizadas con aviones muy cerca de las viviendas cercanas a las plantaciones. Estas prácticas tienen rígidos controles en Europa y se resolvió que en breve
serán erradicadas. Durante años Monsanto difundió las "bondades" del glifosato - un herbicida que mata las hierbas que crecen junto a la soja RR, cuya mutación genética hace que no se vea afectada - afirmando que era biodegradable y amigable con el medio ambiente. Esto fue desmentido categóricamente y le valió la condena en la justicia francesa por publicidad engañosa. Mientras el producto está considerado como de "máxima toxicidad" por la Organización Mundial de la Salud y en Estados Unidos y Europa está rotulado "peligroso para el medioambiente", "tóxico para
organismos acuáticos" y es acompañado por una banda roja, en nuestro país el Senasa lo califica como de "baja toxicidad" y le permite utilizar una banda verde. Esta calificación resulta criminal, ya que en numerosas oportunidades es utilizado sin las normas de protección imprescindibles. Basta decir que el herbicida es utilizado en 17 millones de hectáreas, es decir más de la mitad de la superficie sembrada del país. Según varios investigadores, la acción nociva del producto creado por Monsanto -empresa responsable de la mayoría del desfoliante denominado agente naranja con que Estados Unidos fumigó la selva durante la guerra de
Vietnam - puede comprobarse en la alarmante reducción de sapos y ranas en las zonas rurales. Su uso indiscriminado en pos de los records de producción y rentabilidad - así como de otros herbicidas e insecticidas prohibidos o limitados en los países desarrollados - son también responsables de la merma de aves y peces en varias regiones del país, con el consecuente aumento de insectos como los mosquitos. frente a este panorama, en vez de preocuparse por la gente afectada y los trabajadores del área, los defensores incondicionales del herbicida - un negocio que en el país - mueve 600 millones de dólares anuales - sólo se dedican a poner en duda las conclusiones del estudio y afriman sin empacho alguno que lo que sucede con los renacuajos no tiene porqué suceder con los embriones humanos. Intencionalmente desconocen los últimos avances científicos que demuestran que el hombre comparte el 40 por ciento de sus genes con las plantas, el 60 con los insectos y el 85 con las ratas.






Este artículo fue publicado como nota editorial en la Revista Pronto cuya redactora editora es la periodista: María Silvana Méndez
Antes de transcribirlo crucé información con otros sitios muy diversos: la página del periodista Reynaldo Sietecasse, otra de una ONG dedicada al cuidado de las reservas naturales colombianas, por ejemplo. También con páginas que defienden el uso indiscriminado del glifosato, luego de leerlos a unos y otros, me incliné decididamente por otorgarle el crédito a la periodista mencionada.
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